Reflexiones |
(Salmo 119:89-104)
"Nunca jamás me olvidaré de tus mandamientos, porque con ellos me has vivificado." - Salmo 110:93
"Nunca jamás me olvidaré de tus mandamientos, porque con ellos me has vivificado." - Salmo 110:93
Un muchacho notó un libro lleno de polvo encima de un estante alto. Eso despertó su curiosidad, por lo que preguntó a su madre acerca del libro.
Avergonzada, la madre explicó precipitadamente:
- "Ah, es una Biblia. Es el libro de Dios".
El muchacho pensó por un momento y luego dijo:
- "Bueno, si es el libro de Dios, ¿por qué no se lo devolvemos? De todas formas, aquí nadie lo usa".
En muchos hogares, la Biblia apenas se usa y a veces ni siquiera se piensa en ella. La única vez que la leen es cuando hay problemas, enfermedad o muerte en la familia. Y aún entonces, la persona tal vez no sepa dónde buscar la ayuda que necesita.
¿Cuánto tiempo hace que no abres la Biblia para estudiarla y gozarte en ella, edificarte y crecer espiritualmente?
Sí, es el libro de Dios. Pero Él no quiere que se lo devuelvan. Quiere que lo conserves, lo ponderes, lo entiendas y lo creas, y que obedezcas su mensaje.
Mientras más leas la Biblia, más amarás a su autor.
Richard W. De Haan
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